DEFORESTACIÓN

Las selvas tropicales están desapareciendo rápidamente y esto implica un alto costo social, la pérdida de biodiversidad y emisiones de CO2a la atmósfera. La tala y quema de bosques contribuye a elevar los niveles de CO2 en la atmósfera. El CO2 es uno de los gases con efecto invernadero y tiene además un impacto potencial en el ciclaje de nutrimentos por la comunidad del suelo. Un 60% de esta deforestación es atribuida a la agricultura de pequeña escala. La tasa de deforestación mundial de las selvas tropicales continúa aún alta, estimada en 11 millones de hectáreas/año. En América Latina las tasas de deforestación anual son del orden del 0.54 % y en México fluctúa entre las 500 a 700 mil hectáreas. Como sabemos, los bosques y las selvas tienen importantes funciones ecológicas reguladoras, representan el hábitat para millones de especies, protegen el suelo de la erosión y contribuyen a moderar el clima e inundaciones; además de proveer de satisfactores (leña, materiales de construcción, sustancias medicinales, elementos ceremoniales y otros) a muchas comunidades indígenas y rurales. En México, las causas que han contribuido a la deforestación han sido diversas, como son: la ampliación de la frontera agropecuaria, los incendios, los proyectos hidroeléctricos y de reacomodo de población, la explotación irracional, la especulación de la tierra, el establecimiento de complejos turísticos e industriales, los asentamientos poblacionales, entre muchos otros. 
    
Los sistemas de roza-tumba-quema y el alto consumo de leña como combustible (consumo per capita 350 a 700 kg/año) implican una deforestación significativa en las regiones tropicales de México. La extensa cobertura selvática originalmente comprendía 110,000 kilómetros cuadrados de extensión, equivalente al 6% de la superficie total del país. Sin embargo, la actividad agropecuaria e industrial y el crecimiento urbano han convertido cerca del 80% de la extensión original de selvas en sistemas antropogénicos. En Tabasco, el 60% de la superficie del estado (24,141 km2) consistía de selvas húmedas, pero éstas fueron destruidas a un ritmo anual de 600 km2.
    
En México y muchos países del mundo, el drenaje de grandes áreas lagunarias, pantanos y marismas ha conducido a su reconversión en áreas agrícolas. Estos ecosistemas de alta productividad primaria, después de su desecación pierden no sólo su biodiversidad, sino también su productividad. Otros cuerpos de agua han sido drenados debido a que se ha desviado el agua para la agricultura. La desecación de cuerpos de agua ha resultado en la pérdida de la flora y la fauna acuática y es nota frecuente en diarios locales y nacionales.
Los sistemas agroforestales representan una alternativa sustentable de uso del espacio en la escala temporal, procurando la producción de alimentos, forraje, fibras y la conservación del suelo y de la biodiversidad, lo cual debe implicar un manejo sustentable del paisaje para que se logren diversos cometidos y servicios ambientales y beneficios sociales.

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