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Mostrando entradas de diciembre, 2018

INTRODUCCIÓN

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El cambio climático global asociado al aumento potencial de la temperatura superficial del planeta, es uno de los problemas ambientales más severos que se enfrentan en el presente siglo. Este problema se acentúa por el rápido incremento actual en las emisiones de gases de efecto invernadero "GEI" (Bolin et al., 1986) y por las dificultades de reducir en forma sustantiva el incremento de GEI en el futuro próximo (IPCC, 1995). En nuestro país, los principales emisores de GEI son el sector de energía, por el uso de combustibles fósiles, con 83.8 MtC1 (Gay y Martínez, 1995), el cambio en el uso del suelo y forestería con 30.2 MtC (Masera et al., 1995a) y los procesos de la industria del cemento con 3.1 MtC, (Gay y Martínez, 1995) dando un total de 117.1 MtC. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, 1995) estimó que las emisiones de México contribuyen con el 1.45% de las emisiones totales de carbono que se dan en nuestro planeta cada año.
Se estima que la agricultura surge aproximadamente hace diez mil años. La evidencia más antigua que se tiene de la actividad agrícola se localiza en lo que ahora se conoce como Irak, territorio que correspondía antiguamente a Mesopotamia.  Desde entonces y hasta principios del siglo xx, las repercusiones ambientales de la agricultura al parecer fueron mínimas; sin embargo, a partir de la Revolución Industrial y de la “revolución verde” el impacto de la agricultura en el ambiente y en la salud humana se ha recrudecido. Ciertamente, los problemas derivados de las prácticas agrícolas son tan viejos como la agricultura misma, pero la diferencia radica en la magnitud que actualmente alcanzan.       El impacto de la “revolución verde” en la producción mundial de alimentos es innegable. Se entiende por “revolución verde” a los cambios tecnológicos y al modo de practicar la agricultura como resultado de la transferencia, innovación y difusión de desarrollos agrícolas tecnológicos.     

DEGRADACIÓN DEL SUELO

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La agricultura ha contribuido a la degradación del suelo de diversas maneras. Esto incluye la pérdida de la fertilidad, la salinización, la contaminación por agroquímicos, la erosión debida a la eliminación de la cubierta vegetal por el sobrepastoreo o el movimiento constante del suelo. Todos estos tipos de degradación causan que la capacidad productiva del suelo disminuya, reduciéndose, por consecuencia, el rendimiento agrícola. Bajo estas condiciones, el productor requiere emplear cada vez más fertilizante para mantener los mismos rendimientos. Países en África y Latinoamérica son los que muestran los niveles más altos de degradación del suelo. La degradación del suelo se produce también debido a la compactación por maquinaria agrícola y a la reducción del contenido de materia orgánica, lo cual afecta a la estructura y a la composición del suelo. El uso de plaguicidas altera indirectamente la estructura del suelo a través de su impacto en la edafofauna.  Los plaguicidas, herbic

FERTILIZANTES

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Se estima que las plantas sólo utilizan del 25 al 85% del nitrógeno aplicado (según cultivo, prácticas agrícolas, y condiciones edafológicas específicas). Esto provoca que muchas de las veces la aplicación de fertilizantes sea inadecuada o excesiva, dando como resultado el arrastre de los mismos por el agua o lixiviación. El uso de fertilizantes con nitrato soluble se traduce directamente en un incremento de nitrato (NO3-) en mantos freáticos, lo cual tiene implicaciones negativas en la salud humana y la calidad ambiental.  La ingestión de nitratos puede causar metahemaglobinemia o el síndrome de “ blue baby ” y se le relaciona también con el desarrollo de cáncer estomacal.  Existe una correlación estrecha entre el empleo excesivo de fertilizantes nitrogenados y la concentración de nitratos en el agua por encima de los límites permisibles, de 50 mg/l, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (oms) y de 22 mg/l para la norma mexicana.      Hasta hace poco el problema de co

DEFORESTACIÓN

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Las selvas tropicales están desapareciendo rápidamente y esto implica un alto costo social, la pérdida de biodiversidad y emisiones de CO 2 a la atmósfera. La tala y quema de bosques contribuye a elevar los niveles de CO 2  en la atmósfera. El CO 2  es uno de los gases con efecto invernadero y tiene además un impacto potencial en el ciclaje de nutrimentos por la comunidad del suelo. Un 60% de esta deforestación es atribuida a la agricultura de pequeña escala.  La tasa de deforestación mundial de las selvas tropicales continúa aún alta, estimada en 11 millones de hectáreas/año.  En América Latina las tasas de deforestación anual son del orden del 0.54 % y en México fluctúa entre las 500 a 700 mil hectáreas. Como sabemos, los bosques y las selvas tienen importantes funciones ecológicas reguladoras, representan el hábitat para millones de especies, protegen el suelo de la erosión y contribuyen a moderar el clima e inundaciones; además de proveer de satisfactores (leña, materiales de co

BIOTECNOLOGÍA (ORGANISMOS TRANSGÉNICOS)

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La domesticación de plantas y animales útiles al hombre transformó radicalmente a las sociedades humanas. Los métodos convencionales de mejoramiento de plantas y animales, por medio de la fertilización cruzada y la selección, han permitido desarrollar variedades y razas con grupos de características particulares. Fue a través de estas cruzas controladas y la selección gradual que el ser humano transformó organismos silvestres en los cultivos y animales domésticos que hoy conocemos. Esta manipulación provocó que esos cultivos, e incluso tales animales, sean dependientes de los cuidados de los humanos para su propagación y sobrevivencia.      Un aspecto que ha venido a revolucionar la forma de propagar y mejorar genéticamente plantas y animales es la biotecnología. La biotecnología o ingeniería genética consiste básicamente en transferir genes –con características deseables– entre especies que de manera normal no pueden cruzarse. Los tipos de características usualmente transferidas

CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA

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Los principales contaminantes atmosféricos son el CO 2 , monóxido de carbono, bióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, metano, amonio y ozono, emanados en su gran mayoría por la industria, los automotores, las refinerías y las termoeléctricas. Sin embargo, los sistemas agrícolas también contribuyen con emisiones de CO 2  a través de: 1) el empleo de combustibles fósiles en la agricultura, 2) el empleo indirecto de combustibles fósiles para la producción de insumos para la agricultura y 3) el manejo del suelo que resulta en pérdida de materia orgánica. Ciertamente, la agricultura acumula carbono en forma de materia orgánica integrada en el suelo y las masas forestales que actúan como almacén.      Es reconocido que las emisiones de CO 2  debido a la quema de combustibles fósiles son el factor que más contribuye al cambio climático. Gases como el metano, amonio, óxido nitroso, y otros gases resultan también de la combustión de la vegetación.  Cada año entre 1.6 y 2.4 Pg de carbono s

PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD

El acelerado deterioro de los ambientes naturales (lagunas, selvas, bosques, pantanos y otros), a nivel mundial, está provocando una reducción de las poblaciones de fauna y flora. En sólo 400 años han desaparecido poco más de 117 especies de mamíferos y otras 510 están amenazadas o en peligro de extinción.  Si bien es cierto que de manera natural sucede la extinción de especies y la modificación de ecosistemas naturales, lo alarmante en este sentido son los niveles que se han alcanzado en las últimas cinco décadas. May  indica que aproximadamente la mitad de todas las especies del planeta desaparecerán durante el presente siglo.       La destrucción de la selva y otros ecosistemas naturales y su transformación en agroecosistemas (pastizales, mono o policultivos, asentamientos humanos, etc.) están provocando una considerable reducción de la riqueza biológica. Se estima que en los últimos cuarenta años se ha destruido poco más de la mitad de las selvas. La Food and Agriculture Organizat